top of page

Mis 3 Secretos para Vencer la Timidez

Algunas personas que me han conocido en el pasado y que han sabido lo diferente que ahora, en especial con respecto a mi timidez o inseguridad, suelen preguntarme cómo lo he logrado. Antes de brindarles estos 3 secretos, quiero compartirles un poco de cómo era en el pasado para que comprendan el contexto.


Recuerdo cómo solía perderme en mis pensamientos cuando iba a alguna reunión social, por ejemplo a alguna fiesta con amigos. Sólo el ruido de entrada me abrumaba, pero lo peor era mi ambiente interno, es decir, todos los pensamientos que llegaban en aquellos momentos. Si alguien reía en mi dirección, los pensamientos que venían era que seguramente se burlaban porque me veía tonto. Sin embargo, si alguna sonrisa venía en mi dirección, lo primero que pensaba era que fue para alguno de mis amigos al lado mío. Mi sabotaje interno era enorme. Luego venía las comparaciones: cuán fácil les salía a mis amigos estar rodeado de gente y hacer nuevas amistades, o ser divertidos y simpáticos, mientras que yo me sentía en un mundo aparte, completamente aislado, sin entender cuáles eran las dinámicas de la socialización. Pensaba cosas como: para qué vine acá, debería de estar en mi casa; no encajo en este lugar o en este grupo; todos son más agradables que yo; no sé hablar con la gente; me veo inepto socialmente, torpe, etc. El adentrarme este mundo oscuro generaba ansiedad y cierta desesperación por irme del lugar, que algunas veces terminé haciendo.


Bebiendo alcohol socialmente encontré una salida momentánea para esto. Lograba por medio de ello callar un poco esos pensamientos y sacar mi lado ameno, sociable y que me hacía ver más “normal” según yo. De hecho, gente que me conocía sólo después de algunos tragos, solían recordarme como alguien súper agradable y divertido, y gente que me llegaba a conocer sobrio normalmente me describían como tímido y callado. Me llegué a preguntar: ¿cómo podían vivir dos personas en el mismo cuerpo? Sin embargo, los efectos secundarios del alcohol hacían de ello una solución poco sostenible y de hecho contraproducente. Luego de aplicar los secretos que les daré a continuación, he logrado liberarme de la gran mayoría del peso que me ponía encima en casi cualquier tipo de interacción social, y además llevo ya casi dos años sin tocar el alcohol.


1) No tomes nada personal:

La mayor parte de la timidez viene por el miedo a no ser aceptado, o al sentimiento de vergüenza que puede haber por el juicio o crítica de otros. Por eso, me ha ayudado mucho entender que cada persona ve el mundo a través de sus propios lentes, es decir, bajo su propia perspectiva que ha resultado de sus experiencias y aprendizajes en la vida. Entonces, lo que los demás piensen es su realidad, y nada tiene que ver con uno. Es más, el criticar o juzgar a otros no es más que un mecanismo del ego para sentirse mejor sobre sus propias inseguridades, y es algo que llegan a hacer todos los humanos en algún momento. Sin embargo, cómo tú reaccionas, es tu realidad, y es ahí el único lugar donde tienes control. Entonces, intentar cambiar cómo piensan los demás para agradarles es forzar algo que está completamente fuera de nuestro control. De la misma forma, lo que los demás puedan pensar, decir o hacer, no puede tener ningún efecto directo en nosotros, a menos que nosotros lo permitamos.


Con el ejemplo que ponía arriba de algún grupo riendo en mi dirección, que antes interpretaría que era por mí, primero que todo recordaría que esa es sólo una interpretación, y que no es necesariamente cierta. Y si en realidad fuera el caso que se burlan de mí por x o y motivo, podría ahora verlos con compasión, porque entendería que sus egos intentan sentirse mejor sobre sus propias inseguridades al hacerme ver a mí más pequeño, y que en realidad nada tiene que ver conmigo.


2) Está presente y respira:

A como he mostrado con mi ejemplo, gran parte de la razón por la cual nos hundimos en la timidez es por meternos en nuestra cabeza y creer lo que pensamos sobre nosotros, o sobre lo que los demás podrían estar pensando sobre nosotros. Sorpréndete a ti mismo en el momento en el que te encuentres divagando, sin creer o perseguir a tus pensamientos, toma un par de respiraciones profundas (¡no tiene que ser evidente!) y dirígelas adonde sea que sientas esa timidez, y con compasión, sin sentirte culpable, regresa tu atención a lo que haces. ¡Estás a salvo! Puede ayudarte a entender en ese momento que la timidez está simplemente intentando protegerte de la vergüenza, tratando de prevenir que alguna situación que viviste en el pasado o que interpretaste como mala o dolorosa, se repita. Al regresar al presente con compasión, estás tomando la timidez de la mano, agradeciéndole por intentar protegerte, y tomando de nuevo el control de tu vida.


3) Exponte a tus miedos:

Por último, sin algo de práctica, la teoría quedaría solo en nuestras cabezas. Es importante exponerte a esos miedos aún si de forma gradual, recordando no tomar nada personal y estar presente en el proceso, como describí anteriormente. Puedes hacer una lista de mini-retos que puedes seguir gradualmente, de lo que menos te da inseguridad a lo que más. Luego puedes aprovechar situaciones de tu día en día para probar tu nueva mentalidad y practicar, o puedes crear las situaciones, e.g., organizando reuniones sociales ya sea virtual o presencialmente.


Lo que más me ha ayudado personalmente durante la exposición, es tomar acción antes de que la mente intervenga con pensamientos de inseguridad. Por ejemplo, si tienes deseos de hacer alguna pregunta en un seminario o reunión, y comienzan tus pensamientos de por qué no deberías hacerlo, levanta la mano y hazlo. Así le enseñas a tu cabeza quién está al mando. O si en una reunión social dudas contar una experiencia, antes de que la mente te intercepte, comienza contarla. Verás cómo vas ganando confianza y te sale cada vez más natural. Puedes entrenarte a hacer este tipo de cosas sin alcohol, así verás cada vez más cómo el poder de cambiar está en ti, y nadie más. Descubrirás de esta manera también que las cosas casi nunca pasan a como las tememos en la cabeza.


Utilizando estos puntos, ya sea en una reunión física con gente que no conozco, conociendo los amigos o familia de mi novia, o en algún seminario donde antes no me atrevería a levantar la mano, me he sentido más libre y con mucha menos presión o miedo, y estoy seguro que también servirán para ti. Recuerda finalmente que todo esto es un proceso, mientras más practiques los pasos de arriba, más fácil se te hará vencer la timidez. ¡Te deseo mucha suerte! Y si deseas ayuda personalizada, puedes siempre escribirme un mensaje a javier.penalba@transmuteyourself.com. ¡Y no olvides seguirme en mis redes sociales al fondo de la página!





19 views0 comments
bottom of page